martes, octubre 25, 2005

Y sigue la ineptitud...

Por José Fernando Bonilla Ballesteros, Editor General Sistema Atrabilioso.

NOTA DEL EDITOR: Sin querer parecer obsesivo con el tema de la ineficiencia de los servidores públicos, creo necesario seguir martillando sobre este asunto. En las últimas horas, mientras escribía esta nota, el secretario de Salud del Distrito Julian Eljaech presentó renuncia a su cargo.

Para ser funcionario público no basta un simple nombramiento, ni tener vocación, ni ser amigo del alcalde de turno o de quien lo nombra, ni obtener el número necesario de votos. Un funcionario público debe tener la preparación adecuada y suficiente para ejercer el cargo que ostenta.
Y no sólo tener la preparación, sino saber hacer uso de los conocimientos que posee. Es que cada vez que uno se entera de las decisiones de ciertos funcionarios dan ganas de agarrar teléfono, llamarlos y pegarles una vaciada de padre y señor nuestro.
La última perla de sabiduría fue aplicada al SISBEN en Bogotá. A mi me parece que el señor Secretario de Salud del Distrito y de ahí para abajo todos sus colaboradores o son muy ineptos o saben de cualquier cosa menos de administración pública (y mucho menos privada).
Pues resulta que es necesario actualizar la base de datos de los beneficiarios del SISBEN, cosa por demás natural, incorporando electrónicamente la huella digital del beneficiado. Los funcionarios distritales anunciaron que la actualización se realizaría en las instalaciones de Corferias. Hasta aquí todo parece bien, excepto por un pequeño detalle: los brillantes funcionarios no hicieron la citación con un orden lógico, lo que significaba que todos aquellos beneficiarios del SISBEN debían presentarse en el mencionado lugar cuando así lo quisieran. Es importante recordar que el número de afiliados a este sistema se acerca al millón y medio de bogotanos, quienes debían presentarse en el plazo de un mes.
Obviamente el caos fue total. Filas interminables, niños, mujeres embarazadas y ancianos haciendo cola por horas (en muchos casos más de 24), y esto bajo la inclemente lluvia, aguantando hambre, sed y sin siquiera tener acceso a un baño.
Y sale el señor subsecretario de Salud del Distrito diciendo que todo estaba bajo control, que las personas conocían el procedimiento, que no era necesario que fuera toda la familia, que ya casi atendían a todo el mundo. ¡Por Dios caballero! ¿usted cree que la población es idiota?. Afortunadamente llegaron los medios de comunicación. Y debo referirme a uno en especial: CityTv. Ellos encararon al mencionado funcionario, mostraron a la ciudadanía lo que estaba sucediendo y lograron (así lo nieguen las prestantes autoridades capitalinas), que la secretaría de Salud tomara las medidas que debió prever desde el principio: descentralizar las actualizaciones de datos haciéndolas en cada zona de la ciudad y adelantar dicha actualización el año entrante, después de una adecuada preparación y planeación.
¡Bien por CityTv, bien por su equipo de periodistas!
La población merece respeto señores funcionarios. El hecho de que sea gente de escasos recursos económicos no los hace menos merecedores de consideración, información adecuada y eficiencia por parte de los servidores públicos. Ustedes están ahí para cumplir con una función: cúmplanla y dejen de tratar a la ciudadanía como si fuera una partida de ignorantes.
Lástima que la muerte de un señor que estaba haciendo fila en Corferias fuera el detonante de esta situación. Es que parece que si no hay muertos no hay respuestas. Acá nadie dice que esta muerte fue culpa de la secretaría de Salud, pero lo que si es cierto es que sólo cuando ocurren estos hechos lamentables nos despertamos de la indolencia.
Y para los responsables de los pagos de las pensiones de jubilación: ¿les gustaría que sus padres y abuelos tuvieran que estar haciendo fila por horas para recibir un dinero al que tienen derecho? ¿no han oído hablar nunca de cuentas de ahorro y depósitos electrónicos?
No, se me olvidaba, ustedes son muy creativos y tienen todo perfectamente controlado.
¡Que horror!

martes, octubre 18, 2005

Juan Pablo Montoya en las calles de Colombia

Editor General Sistema Atrabilioso.
Si usted quiere “disfrutar” de una buen “espectáculo” de automovilismo no es necesario que empeñe el carro, venda el apartamento o salga de su colección de discos para poder pagar el viaje a Imola, Australia o Brasil: basta con que salga a cualquier calle, autopista o avenida de Colombia, se siente cómodamente (eso sí lo más alejado posible del tránsito vehicular) y a “gozar” de lo lindo.
Concéntrese en los vehículos de servicio público. Tan pronto vea uno no le quite la mirada y con certeza verá usted adelantamientos temerarios, altas velocidades, frenazos en mitad de la calle y competencias entre buses, busetas y colectivos que hacen las delicias de cualquier aficionado a los deportes de motor. Si además usted es amante de los cruces indebidos, de las vueltas en U en sitios prohibidos y del intercambio de palabras y gestos soeces, escoja un taxi y obsérvelo cuidadosamente: seguramente el espectáculo será ”extraordinario”.
Y todo esto sucede ante la mirada complaciente de las autoridades de tránsito. El transporte público en Colombia es causante de más accidentes que los vehículos particulares y los peatones imprudentes juntos. Por ejemplo, en el 2002, el ministerio de Transporte informó que se registraron más de 189 mil accidentes de tránsito de los cuales el 55.6% fueron ocasionados por vehículos de transporte público, el 39% por particulares y el 2.3% por vehículos oficiales.
Las razones para la accidentalidad en el transporte público pueden encontrarse en el manejo agresivo, temerario e irresponsable, pues muchos conductores no tienen la capacitación necesaria para ejercer esa importante función de servicio a la comunidad: Más que seres humanos parece que transportaran animales o carga. A lo anterior, se suma otro grave problema, pues el parque automotor del transporte público colombiano es muy viejo: en promedio los buses superan los 20 años de servicio
Las violaciones a las leyes de tránsito son el pan nuestro de cada día: contaminación auditiva, visual y del aire; exceso de velocidad, contravías, etc, etc. ¿dónde están las autoridades? ¿hasta cuándo tendremos que aguantar que los señores del transporte público impongan su ley en las calles y avenidas colombianas? ¿por qué hay presencia de la autoridad para poner comparendos a los vehículos particulares (lo cuál es correcto) y no a los vehículos de servicio público a pesar de que éstos cometen infracciones en forma tan frecuente?
El sector del servicio público es tan poderoso que en Bogotá por ejemplo, ha sido imposible que se cumplan las normas de chatarrización. Los vehículos de este servicio pasan las pruebas de gases a pesar de ser chimeneas ambulantes, algunos conductores no cumplen con los requisitos indispensables para serlo y se pasan por la faja cuanta ley de tránsito existe.
Ya es hora de que la ciudadanía en general proteste. No podemos seguir aguantando los abusos de conductores, empresas y políticos corruptos que desde posiciones de privilegio, protegen el negocio por encima del bien común. Nadie niega que el servicio público es un importante motor de la economía del país, pero eso no significa que tenga autorización para hacer lo que le venga en gana. Prudencia señores conductores. Ustedes también son miembros de una familia, ellos los necesitan y esperan cada día. Si son tan aficionados a la velocidad y disfrutan con la adrenalina que ésta produce, vayan a un autódromo: allá pueden desahogar esas ansias de correr. Y no sigan el ejemplo de Juan Pablo Montoya, que cree que está manejando su fórmula uno cuando se desplaza por las vías colombianas.

martes, octubre 11, 2005

El DANE dicta cursos de improvisación

Por José Fernando Bonilla Ballesteros
Editor General Sistema Atrabilioso

Millones de pesos invertidos. Más de 13 mil computadoras de mano. Cientos de encuestadores capacitados; todo esto después de la aplicación de un programa piloto que fue todo un éxito... sin embargo, el censo no pudo arrancar el día previsto: El señor director del DANE no fue capaz. Así de simple.
Claro, siempre hay una excusa. ¿Cuál será en este caso?
El censo debió empezar el sábado 8 de octubre. Miles de personas estaban inmovilizadas en sus casas esperando a los funcionarios del DANE, pues fueron notificados con anterioridad de que serían censados ese día.
En algunos sectores de Bogotá los encuestadores aparecieron en la tarde, mientras que en otros no se dignaron ni informar a la ciudadanía que estaban experimentando problemas técnicos. Es más: Ni los encuestadores sabían que pasaba. Vi a varios grupos de ellos paseando por la carrera 11 con Avenida de Chile, sin sabe qué hacer. Eso sí, ni más faltaba, ese día lo cobraron.
Entre tanto los supervisores no estaban autorizados para dar declaraciones o suministrar información alguna, como si la ciudadanía no se fuera a enterar posteriormente del descalabro.
Tuve la fortuna de hablar con una periodista radial que tampoco tenía idea de lo que estaba pasando. Y digo fortuna, porque ella fue capaz de comunicarse con el jefe de encuestadores del DANE y al menos pude enterarme de que la gente podía salir a la calle sin ser multada.
¿Por qué no se efectuó el censo con la metodología tradicional para la recolección de la información, es decir inmovilizando a todo el país por UN solo día?. Es que la terquedad de los funcionarios públicos no tiene límites. El director del DANE, Ernesto Rojas, demostró que cualquier cosa puede fallar y para él es más barato y eficiente efectuar el censo en tres meses que en un día. Según él, no importa que la gente no pueda acudir a su trabajo, tampoco es relevante que haya patronos que quieren obligar a sus trabajadores a que repongan el día no trabajado y mucho menos es motivo de consideración que la gente se quede encerrada esperando a alguien que no va a llegar.
No tuvo ni la decencia de avisar a tiempo de los problemas que se estaban presentando: Es que el funcionario Rojas cree que con regañar a la población soluciona todo.
Los encuestadores terminaron llenando formularios a mano, es decir, utilizando la misma fórmula probada con éxito en los anteriores censos y que ahora es vista como antigua y obsoleta. Uno de esos encuestadores, quien pidió que no se divulgara su nombre, confesó que su entrenamiento había durado una hora: Él empezó a trabajar el domingo 9, lo mismo que los demás miembros de su equipo.
En resumidas cuentas, el pobre joven estaba perdido, no sabía qué campos llenar ni cómo hacerlo y estaba más nervioso que novio ante el altar. No era su culpa.
Pero en Colombia la mentira prevalece. Estoy seguro de que se dirá que ese es un caso aislado, que las fallas son perfectamente explicables y que todos los funcionarios fueron adecuadamente capacitados. Alguien debe responder por esto, no por la falla, que puede suceder, sino por la improvisación, la falta de coordinación e información, los millones de pesos que se perdieron en salarios de los encuestadores dedicados al turismo por Bogotá y Bucaramanga, entre otras ciudades del país; la paralización injustificada de miles de ciudadanos que se quedaron con los crespos hechos y también por la inexplicable falla de una plataforma tecnológica de alto costo.
¿Responderán con su renuncia el funcionario Rojas y el Jefe de Sistemas del DANE? Sería apenas lo justo. Mínimo, los colombianos nos merecemos una explicación sensata y creíble.

martes, octubre 04, 2005

La basura: un buen negocio que Colombia tiene enterrado

Por Crítico

Un amigo me decía: “la plata está en la basura”. Es que son tantas cosas que se pueden hacer con los desechos de una ciudad, que el dinero que se entierra en los botaderos de basura es un verdadero desperdicio.
Desde hace varios lustros, los suecos descubrieron que un buen negocio es la basura. Aunque no es exportable, ni limpia, ni agradable, los suecos han desarrollado tecnologías para aprovechar al máximo los desperdicios domésticos y comerciales. El mejor argumento de venta de esas tecnologías es que Estocolmo, la capital de Suecia, produce diariamente cerca de 5 mil toneladas de basura las cuales, una vez procesadas, quedan reducidas a poco más de 6 toneladas para el relleno sanitario.
Es que prácticamente todo sirve: además de los elementos que se reciclan (vidrio, papel, cartón, latas y plásticos) los desechos son útiles en diferentes procesos. Hasta el papel de baño, con un tratamiento mínimo, es utilizable en abono.
Además, desde hace años, en Colombia los desperdicios orgánicos son útiles para la generación de energía: con un sistema llamado biodigestores, las cáscaras de frutas, las frutas descompuestas, sobras de comida, etc., son tratados con unas cantidades precisas de agua y, unas semanas después, esos biodigestores producen gas. Cuando el contenido ya ha sufrido un alto proceso de descomposición, los abonos obtenidos de alta calidad, son apreciados por la agroindustria en general. Esta experiencia la vienen adelantando con éxito en regiones pequeñas del Meta, Risaralda, Quindío y Caldas.
Entonces, ¿porqué en las grandes ciudades de Colombia seguimos enterrando el dinero en basureros? La situación que se está presentando en el relleno sanitario Doña Juana en Bogotá es crítica, pues el sitio tiene que absorber la basura de la mayoría de municipios de Cundinamarca, debido a una resolución de la Corporación Autónoma Regional CAR que clausuró los basureros en dichos municipios.
Hasta ayer, el botadero departamental era el de Mondoñedo, que decidieron cerrarlo para adecuarlo y, en cuatro meses (según el tiempo oficial que nunca se cumple) inaugurarán el relleno sanitario Nuevo Mondoñedo, cerca de la población de Bojacá, Cundinamarca.
Pero el caos se vivió hoy, cuando los camiones de basura llegaron a Mondoñedo y encontraron la puerta cerrada. Después recorrieron varios kilómetros hasta Doña Juana y ¡Oh sorpresa! No había acuerdo entre el Distrito y los municipios para utilizar el relleno sanitario capitalino. ¿Porqué no esperaron a tener listo el nuevo relleno sanitario de Cundinamarca para cerrar los botaderos municipales? Improvisación. Simple improvisación, típica del “precavido” gobernador Pablo Ardila.
Es que la basura hay que tomarla en serio, pues el relleno de Doña Juana está ubicado en terrenos muy productivos y tiene cerca de miles de personas que viven en el barrio El Mochuelo, quienes tienen que soportar los fétidos olores del basurero y también saben perfectamente que Doña Juana es una bomba de tiempo, pues muchos recuerdan que en 1995 ese mismo botadero explotó por acumulación de gases. Tanto es el malestar, que ya interpusieron una acción popular para obligar al cierre definitivo de Doña Juana. ¿Si logran cerrarlo, a dónde van a depositar las 6 mil toneladas de basura capitalina?Ya es hora de explotar adecuadamente esta fuente de empleos y de recursos. Es el momento de escuchar las propuestas suecas sobre el aprovechamiento de las basuras. Llegó la oportunidad para ver la experiencia argentina en el campo del reciclaje de pilas, industria que está funcionando muy bien y que incluso recibe toneladas de pilas de países cercanos. Ojalá, por lo menos con la basura, la corrupción no se entrometa porque es un buen negocio que, aunque huele mal, es rentable, responsable con el medio ambiente y genera empleo sobre todo en los estratos menos favorecidos de la sociedad.