Por José Fernando Bonilla - Crítico
El informe de Desarrollo Humano 2005 muestra resultados realmente sorprendentes. Además de contener una importante recopilación de información acerca de la situación en la que está la humanidad, este documento de 418 páginas confirma algo que muchos pensadores, escritores y filósofos han manifestado a través de los siglos: el ser humano es totalmente irresponsable con su especie.
Llama la atención por ejemplo, que en Noruega, el país con el índice de desarrollo humano más alto, el 10% más rico de la población tiene una participación en el ingreso y el consumo del 23,4%, en tanto que en Níger ese porcentaje es del 35,4%. Esto significa que mientras en Noruega una amplia mayoría de la población tiene acceso al ingreso y por ende al consumo, en Níger tanto lo uno como lo otro están concentrados en un reducido porcentaje de la población. Pero es peor si analizamos el coeficiente de GINI: 25,8 para Noruega y 50,5 paraq Níger. (En este coeficiene se mide el grado de igualdad entre los ciudadanos, 0 es igualdad perfecta y 100 es desigualdad perfecta). En cuanto a Colombia, el informe la ubica dentro de los países con desarrollo humano medio, en la poco honrosa posición 69, y un coeficiente GINI de 57,6. La brecha entre ricos y pobres es asombrosamente alta. Insisto, que los ricos tengan mucho dinero no es el problema, la cosa es que los pobres viven (sobreviven) con unos ingresos paupérrimos.
Así mismo, el informe menciona que el mundo ha mejorado en ciertos aspectos, pero no lo suficiente para cantar victoria. Claro, ¡siempre queda espacio para mejorar!. Pero lo realmente preocupante es que los países ricos son cada vez más ricos y los pobres se sumergen cada día más en la miseria. No es que sea malo que los más ricos crezcan: Por el contrario, lo terrible es que los pobres NO muestran señales de mejoría, pues lo ideal sería que el crecimiento fuera generalizado.
Otro punto interesante es que en el informe se encuentran características comunes entre los países que ocupan los primeros lugares de esa clasificación: democracia verdadera, apertura de mercado, bajos índices de corrupción y libertad de empresa. Si a ellos las cosas les funcionan, y bien, ¿por qué no los imitamos?
Pero bueno, el sentido de este escrito no era mostrar estadísticas sino lanzar una teoría que denominaré la “teoría de la responsabilidad humana”: “Si los humanos fueran responsables con su especie, no existiría pobreza en el planeta”. ¿Alguien se ha puesto a pensar que en Estados Unidos lanzan campañas para controlar y reducir la obesidad mientras que en el África Subsahariana mueren cientos de personas al día debido a la inanición? ¿A alguien le importa que con lo que se invierte en un misil balístico intercontinental comerían miles de niños?. Los ejemplos son infinitos.
Claro no faltará el que diga que cada país es responsable y dueño de su propio destino y que no tiene porqué importarle lo que le ocurra a los demás. Tampoco faltará aquél que diga que la teoría es facilista, simple o que es de mero sentido común. Lamentablemente el ser humano olvidó que el vecino es un congénere, que a veces necesita ayuda y que si podemos, estamos en la obligación de brindarla.
Mientras no haya un cambio de conciencia y no se tengan objetivos de desarrollo que incluyan a todas las naciones del mundo, seguiremos recibiendo reportes llenos de cifras negativas.
A mi no importa que Colombia ocupe la posición 69, la segunda o la 170, siempre y cuando no haya miseria, pobreza, desigualdad y sufrimiento. Todos queremos un país libre, en paz y con oportunidades para cada individuo. Lo que más me duele es que teniendo los recursos y el deseo de superación, no podamos hacerlo. Lo único cierto es que una actitud negativa y de crítica destructiva permanente no ayuda para nada, excepto tal vez para mantenernos en el número 69, o peor, bajar al 170.
El informe de Desarrollo Humano 2005 muestra resultados realmente sorprendentes. Además de contener una importante recopilación de información acerca de la situación en la que está la humanidad, este documento de 418 páginas confirma algo que muchos pensadores, escritores y filósofos han manifestado a través de los siglos: el ser humano es totalmente irresponsable con su especie.
Llama la atención por ejemplo, que en Noruega, el país con el índice de desarrollo humano más alto, el 10% más rico de la población tiene una participación en el ingreso y el consumo del 23,4%, en tanto que en Níger ese porcentaje es del 35,4%. Esto significa que mientras en Noruega una amplia mayoría de la población tiene acceso al ingreso y por ende al consumo, en Níger tanto lo uno como lo otro están concentrados en un reducido porcentaje de la población. Pero es peor si analizamos el coeficiente de GINI: 25,8 para Noruega y 50,5 paraq Níger. (En este coeficiene se mide el grado de igualdad entre los ciudadanos, 0 es igualdad perfecta y 100 es desigualdad perfecta). En cuanto a Colombia, el informe la ubica dentro de los países con desarrollo humano medio, en la poco honrosa posición 69, y un coeficiente GINI de 57,6. La brecha entre ricos y pobres es asombrosamente alta. Insisto, que los ricos tengan mucho dinero no es el problema, la cosa es que los pobres viven (sobreviven) con unos ingresos paupérrimos.
Así mismo, el informe menciona que el mundo ha mejorado en ciertos aspectos, pero no lo suficiente para cantar victoria. Claro, ¡siempre queda espacio para mejorar!. Pero lo realmente preocupante es que los países ricos son cada vez más ricos y los pobres se sumergen cada día más en la miseria. No es que sea malo que los más ricos crezcan: Por el contrario, lo terrible es que los pobres NO muestran señales de mejoría, pues lo ideal sería que el crecimiento fuera generalizado.
Otro punto interesante es que en el informe se encuentran características comunes entre los países que ocupan los primeros lugares de esa clasificación: democracia verdadera, apertura de mercado, bajos índices de corrupción y libertad de empresa. Si a ellos las cosas les funcionan, y bien, ¿por qué no los imitamos?
Pero bueno, el sentido de este escrito no era mostrar estadísticas sino lanzar una teoría que denominaré la “teoría de la responsabilidad humana”: “Si los humanos fueran responsables con su especie, no existiría pobreza en el planeta”. ¿Alguien se ha puesto a pensar que en Estados Unidos lanzan campañas para controlar y reducir la obesidad mientras que en el África Subsahariana mueren cientos de personas al día debido a la inanición? ¿A alguien le importa que con lo que se invierte en un misil balístico intercontinental comerían miles de niños?. Los ejemplos son infinitos.
Claro no faltará el que diga que cada país es responsable y dueño de su propio destino y que no tiene porqué importarle lo que le ocurra a los demás. Tampoco faltará aquél que diga que la teoría es facilista, simple o que es de mero sentido común. Lamentablemente el ser humano olvidó que el vecino es un congénere, que a veces necesita ayuda y que si podemos, estamos en la obligación de brindarla.
Mientras no haya un cambio de conciencia y no se tengan objetivos de desarrollo que incluyan a todas las naciones del mundo, seguiremos recibiendo reportes llenos de cifras negativas.
A mi no importa que Colombia ocupe la posición 69, la segunda o la 170, siempre y cuando no haya miseria, pobreza, desigualdad y sufrimiento. Todos queremos un país libre, en paz y con oportunidades para cada individuo. Lo que más me duele es que teniendo los recursos y el deseo de superación, no podamos hacerlo. Lo único cierto es que una actitud negativa y de crítica destructiva permanente no ayuda para nada, excepto tal vez para mantenernos en el número 69, o peor, bajar al 170.