Por José Fernando Bonilla Ballesteros. Editor General Sistema Atrabilioso.
Lo que hace un radio. No la radio, me refiero a un “transistor”. Cuando viajaba hacia Colombia me di cuenta de algo: ¡la madre!, se me quedó el radio. Uno de esos de varias bandas, AM, FM y onda corta. Mi compañero de insomnios. Me fregué. Así que tomé nota mental de que necesitaba comprar otro. Un par de semanas después, en un pueblo remoto de este país, entré a una ferretería y miscelánea y vi un radio. Por 14.000 pesos pude adquirir un aparato que me permite escuchar emisiones en todas las bandas del espectro electromagnético. Pero algo me quedó sonando: el precio. Seguro que estaba engañando al dueño del establecimiento, así que le pregunté cómo era posible que por esa suma él fuera capaz de venderme el transistor y todavía obtener alguna ganancia. La respuesta me dejó frío: “y eso que usted no me regatió, se lo hubiera dejado en 12 pero como sumercé ni chistó….”
Me dí a la tarea de averiguar acerca de la piratería y el contrabando, únicas formas de poder vender artículos a precios tan bajos. Todavía no salgo de mi asombro. ¿Quiere comprar una batería para su celular?, por 5 mil pesitos se consigue en el “agáchese y recoja”, es decir, en los puestos de vendedores ambulantes de cualquier ciudad de Colombia. Se consigue de todo: sombrillas, radios, pijamas, sacos, discos, películas, juguetes, juegos y programas de computador. Lo que usted se imagine.
En palabras simples, la piratería es la elaboración y comercialización de copias de un artículo cualquiera sin pagar derechos de autor o de marca. El contrabando es la introducción a un país de mercancías sin pagar los impuestos de importación correspondientes. Mezcle usted piratería y contrabando y puede vender muy barato y ganar mucho dinero. Un disco compacto (CD, para los que gustan de los extranjerismos) pirata se consigue en China por menos de un dólar, súmele transporte y otros gastos y se puede poner en Colombia a un costo de dos dólares. Eso si quiere contrabandear, pero si lo que quiere es ganar más dinero, simplemente compre una copia “original”, y “queme” cuantas copias “no originales” quiera. La última película de El Zorro, todavía en cartelera, cuesta 8 mil pesos (Oír a Catherine Zeta Jones hablando en mandarín es para morirse de la risa). Las del aprendiz de mago están baratas, compre la segunda, la tercera y la cuarta y le enciman la primera. ¡Lo curioso es que todavía no ha salido al mercado la versión original del cuarto episodio!. ¿Cómo es posible?, una de dos: o alguien se mete al cine con una cámara de video y graba toda la película (obviamente con aplausos, ruidos de fondo y cabezas de espectadores) o algún vivo entrega una copia original para que sea pirateada, y eso sólo puede hacerlo alguien que trabaje en la productora. La Pelota de Letras, de Andrés López hizo las delicias de la comunidad colombiana en Costa Rica. Yo conseguí una copia por el costo del disco virgen, algún amigo me la quemó de otra copia que le habían llevado de Medellín. Me declaro culpable.
El contrabando y la piratería tienen implicaciones económicas, legales y hasta morales. Un compositor, músico, escritor, artista, diseñador gráfico, lo que sea, invierte tiempo, dinero y esfuerzo para crear algo. El productor a su vez pone los recursos para comercializar ese algo. Todo para que un vivazo le saque provecho al trabajo de los demás usando tan sólo un computador, un scanner o una fotocopiadora para producir una copia pirata. Podemos inventarnos todo tipo de excusas para comprar contrabando y cosas piratas: que no hay plata, que el original es carísimo, que para qué pagar impuestos si esa platica se la roban los políticos, que así ayudamos a los desempleados, que los dueños de la marca, patente o derechos de autor ganan millones, o que yo sólo quiero una de las canciones del disco y mejor la bajo de Internet. Lo único cierto es que tanto el contrabando como la piratería son actividades ilegales. Es una industria multimillonaria en Latinoamérica, detrás de ésta hay gente que gana millones de dólares, y no es exactamente la misma que le vende a usted el Whisky baratico.
Lo que hace un radio. Pero el original está en buenas manos, algún día lo recuperaré. Por ahora, sigo con mi genérico de 14.000 pesitos. Eso sí, me dieron factura.
Lo que hace un radio. No la radio, me refiero a un “transistor”. Cuando viajaba hacia Colombia me di cuenta de algo: ¡la madre!, se me quedó el radio. Uno de esos de varias bandas, AM, FM y onda corta. Mi compañero de insomnios. Me fregué. Así que tomé nota mental de que necesitaba comprar otro. Un par de semanas después, en un pueblo remoto de este país, entré a una ferretería y miscelánea y vi un radio. Por 14.000 pesos pude adquirir un aparato que me permite escuchar emisiones en todas las bandas del espectro electromagnético. Pero algo me quedó sonando: el precio. Seguro que estaba engañando al dueño del establecimiento, así que le pregunté cómo era posible que por esa suma él fuera capaz de venderme el transistor y todavía obtener alguna ganancia. La respuesta me dejó frío: “y eso que usted no me regatió, se lo hubiera dejado en 12 pero como sumercé ni chistó….”
Me dí a la tarea de averiguar acerca de la piratería y el contrabando, únicas formas de poder vender artículos a precios tan bajos. Todavía no salgo de mi asombro. ¿Quiere comprar una batería para su celular?, por 5 mil pesitos se consigue en el “agáchese y recoja”, es decir, en los puestos de vendedores ambulantes de cualquier ciudad de Colombia. Se consigue de todo: sombrillas, radios, pijamas, sacos, discos, películas, juguetes, juegos y programas de computador. Lo que usted se imagine.
En palabras simples, la piratería es la elaboración y comercialización de copias de un artículo cualquiera sin pagar derechos de autor o de marca. El contrabando es la introducción a un país de mercancías sin pagar los impuestos de importación correspondientes. Mezcle usted piratería y contrabando y puede vender muy barato y ganar mucho dinero. Un disco compacto (CD, para los que gustan de los extranjerismos) pirata se consigue en China por menos de un dólar, súmele transporte y otros gastos y se puede poner en Colombia a un costo de dos dólares. Eso si quiere contrabandear, pero si lo que quiere es ganar más dinero, simplemente compre una copia “original”, y “queme” cuantas copias “no originales” quiera. La última película de El Zorro, todavía en cartelera, cuesta 8 mil pesos (Oír a Catherine Zeta Jones hablando en mandarín es para morirse de la risa). Las del aprendiz de mago están baratas, compre la segunda, la tercera y la cuarta y le enciman la primera. ¡Lo curioso es que todavía no ha salido al mercado la versión original del cuarto episodio!. ¿Cómo es posible?, una de dos: o alguien se mete al cine con una cámara de video y graba toda la película (obviamente con aplausos, ruidos de fondo y cabezas de espectadores) o algún vivo entrega una copia original para que sea pirateada, y eso sólo puede hacerlo alguien que trabaje en la productora. La Pelota de Letras, de Andrés López hizo las delicias de la comunidad colombiana en Costa Rica. Yo conseguí una copia por el costo del disco virgen, algún amigo me la quemó de otra copia que le habían llevado de Medellín. Me declaro culpable.
El contrabando y la piratería tienen implicaciones económicas, legales y hasta morales. Un compositor, músico, escritor, artista, diseñador gráfico, lo que sea, invierte tiempo, dinero y esfuerzo para crear algo. El productor a su vez pone los recursos para comercializar ese algo. Todo para que un vivazo le saque provecho al trabajo de los demás usando tan sólo un computador, un scanner o una fotocopiadora para producir una copia pirata. Podemos inventarnos todo tipo de excusas para comprar contrabando y cosas piratas: que no hay plata, que el original es carísimo, que para qué pagar impuestos si esa platica se la roban los políticos, que así ayudamos a los desempleados, que los dueños de la marca, patente o derechos de autor ganan millones, o que yo sólo quiero una de las canciones del disco y mejor la bajo de Internet. Lo único cierto es que tanto el contrabando como la piratería son actividades ilegales. Es una industria multimillonaria en Latinoamérica, detrás de ésta hay gente que gana millones de dólares, y no es exactamente la misma que le vende a usted el Whisky baratico.
Lo que hace un radio. Pero el original está en buenas manos, algún día lo recuperaré. Por ahora, sigo con mi genérico de 14.000 pesitos. Eso sí, me dieron factura.