lunes, diciembre 12, 2005

Terroristas Cibernéticos

Por José Fernando Bonilla Ballesteros. Editor General Sistema Atrabilioso.

Todas aquellas personas que escriben en un blog, un foro, una página de Internet o cualquier otro medio electrónico, en algún momento se verán frente a una situación que puede ser desagradable: la amenaza. En general ésta no pasa de ser una simple broma o un comentario escrito en medio de la rabia, la envidia o la euforia que producen el alcohol o las drogas. Se escribe de manera irresponsable sin tener en cuenta las consecuencias de la bromita y de lo que se dice.
Pero a veces la cosa se pasa de la raya. Escudados en el anonimato, algunas personas se dedican a lanzar amenazas frecuentes. La víctima empieza no prestando atención, pero la continuidad de las mismas hace que hasta el mismo Job pierda la paciencia y entonces quien las recibe responde de una manera agresiva. El intercambio de insultos termina cuando uno de los dos se cansa de tanta pendejada.
Hay algunos agresores que pueden ser considerados “decentes”. Son aquellos que siempre firman con el mismo pseudónimo y muchas veces dejan el “link” de su propio sitio en Internet. Es decir, es posible desahogarse o empezar una batalla campal con ellos en su propio territorio. Ponen la cara, se mantienen en su posición, y hasta publican su foto y nombre propio. No, ellos no pueden ser llamados ciberterroristas. Malgeniados, groseros y agresivos, tal vez, pero ni cobardes ni terroristas. Dicen lo que piensan y hasta insultan, pero no se esconden.
Los otros, los que se aprovechan del anonimato que brinda Internet son los verdaderos terroristas del ciberespacio. Esos son seres despreciables, cobardes, marrulleros, tramposos, solapados, miedosos y acomplejados. Incapaces de debatir en forma abierta porque no tienen argumentos fuera de la descalificación, el insulto y la amenza. Siempre me he preguntado si serían capaces de decir lo mismo teniendo a la víctima al frente. Lo dudo, mejor aún, estoy seguro de que no.
Pero además de todo son brutos. El anonimato perfecto no existe en Internet. Ése es tan sólo un mito moderno. Una persona con medianos conocimientos de informática puede identificar con facilidad la dirección IP del autor de un mensaje. Y ni se diga si ésta es experta. Teniendo el nombre del proveedor de servicios de Internet es suficiente para llegar al autor de la amenaza. ¿Información reservada?, nada que una orden judicial no pueda resolver. ¿Está detrás de un servidor Proxy?, no esté tan seguro de su inmunidad, su huella electrónica queda en alguna parte.
Lo que pasa es que la mayoría de las veces las amenazas son bromas que no causan más que risa y tal vez algo de malestar. A algunos no les importa, la dejan pasar y no prestan atención, eso depende del carácter de cada cual. Pero cuando la cosa se pone seria, siempre existe un recurso para identificar de dónde procede el desagradable mensaje.
Si usted duda de los efectos que puede traer el amenazar a alguien vía Internet en su país, le sugiero que consulte con un abogado , se sorprenderá de lo que le puede pasar. Mínimo, un mal rato en la Fiscalía. En Estados Unidos por ejemplo, le clavan 5 años de cárcel y una multa de 250.000 dólares (Federal statute 18 U.S.C. 875(c)).Así que la próxima vez que se le ocurra amenazar, insultar o calumniar a alguien via Internet, piénselo. A lo mejor no pasa nada, pero nunca se sabe, la víctima puede molestarse de verdad y actuar acorde.