martes, noviembre 15, 2005

El remedio está a la mano

Por José Fernando Bonilla Ballesteros. Editor General Atrabilioso.
Hoy tomo el riesgo de ser declarado persona indeseable, y como no soy “monedita de oro” para gustarle a todo el mundo, poco me importa.

En la primera página de El Tiempo del 11 de noviembre de 2005, sale una noticia que no es nada novedosa en Colombia: 14 personas llamadas a indagatoria por el caso del conector de la calle 80 de Bogotá. Léase, uno de los “tumbes” mejor elaborados de los últimos años en la capital del país. Digo uno, pues también es noticia el milagroso incremento en los costos de construcción de unos puentes. Ese incremento es de la bobadita de 16.000 millones de pesos (leyó bien, DIEZ Y SEIS MIL MILLONES).
No debería sorprendernos... ¿o sí?.
¿En qué carajos estamos pensando los colombianos?, o mejor aún, ¿en qué diablos pensamos los habitantes de esta porción del planeta que empieza en México y se extiende casi hasta el Polo Sur?. O somos muy ingenuos o somos una partida de indolentes e ignorantes. Creo que las dos cosas.
Cuando escucho a alguien decir que “yo no voto”, se confirma el trío de epítetos anteriormente mencionados. A mi me cuesta creer que no veamos la solución a nuestros problemas: está ahí, ante nuestras narices, en nuestras manos.

-A ver niños, ¿entendieron?
-No señooorrrrr.
Está bien, les explicamos de nuevo: cuando votamos, estamos haciendo uso de nuestro derecho y de nuestro deber de elegir a aquellas personas que van a manejar el País, la Ciudad, el Estado, el Departamento, el Barrio o cualesquiera sea la división política. Manejan el dinero, manejan las leyes, manejan la seguridad, manejan la inversión, manejan la salud, manejan la educación… manejan TODO. Pera veamos algo interesante. Cuando elegimos a alguien, no estamos eligiendo a una sola persona sino que votamos indirectamente por muchas personas. Ese candidato por el cual votamos, tiene el poder de nombrar a sus funcionarios y colaboradores. Nombramientos que la mayoría de las veces no se hacen por mérito, sino para pagar favores políticos, entiéndase como el pago por los votos aportados durante la campaña del elegido. Nadie trabaja gratis ¿cierto?. Pues bien, esos favorcitos políticos nos cuestan un ojo de la cara. ¿Ustedes si creen que es justo que alguien se robe su platica?
Pero eso sí, nos quejamos todo el tiempo: todos los políticos son iguales; es mejor no perder el tiempo votando; son una partida de ladrones; nunca hacen nada. Humm, ¿será que no hay gente capacitada en Colombia y en el resto de Latinoamérica?. No creo. Gente honesta y capaz hay, y mucha, lo que pasa es que no es elegida porque NO VOTAMOS POR ELLOS. Y eso se llama indolencia. Eso se llama estupidez y eso se llama pendejada.
Yo no voy a hacer campaña por ningún candidato, ni a tratar de convencer a nadie de que vote por Fulano o por Mengano, yo hago campaña por la democracia. Con todo el respeto que se merecen los usuarios de Atrabilioso: una persona que no vota es una persona que no ha entendido lo que significa la democracia. Así de simple. Esas personas que no votan son las primeras en pedir que papá gobierno les dé todo en una posición miserable que espera siempre el asistencialismo del Estado. Son las que salen a criticar cuanta gestión se hace. Son las primeras en exigir sus derechos ciudadanos. Y usted mi querido abstencionista, ¿cumple con sus deberes ciudadanos? ¿está seguro de qué lo hace? Le sugiero que le pegue una repasadita a la Constitución Política de su país. La de Colombia dice:
ARTICULO 3. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, en los términos que la Constitución establece.
ARTICULO 95. La calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional. Todos están en el deber de engrandecerla y dignificarla. El ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en esta Constitución implica responsabilidades.
Toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes.
Son deberes de la persona y del ciudadano:
1. Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios;
2. Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas;
3. Respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente constituídas para mantener la independencia y la integridad nacionales.
4. Defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivencia pacífica;
5. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país;
6. Propender al logro y mantenimiento de la paz;
7. Colaborar para el buen funcionamiento de la administración de la justicia;
8. Proteger los recursos culturales y naturales del país y velar por la conservación de un ambiente sano;
9. Contribuír al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de conceptos de justicia y equidad.
¿Entendemos ahora por qué leemos esos titulares en los periódicos?. La próxima vez que lea uno parecido, recuerde por quién diablos votó, grábese ese nombre en su cabeza y no vuelva a cometer el mismo error. Y si no votó, tiene dos opciones: salga y quéjese, que de nada sirve, o tome conciencia de su deber ciudadano y VOTE. Así sea en blanco pero VOTE.