Por José Fernando Bonilla Ballesteros, Editor General Atrabilioso.
Muchos empresarios latinoamericanos, especialmente de Centroamérica, Caribe y los países Andinos han postergado decisiones de negocios en espera de los resultados de las conversaciones de los respectivos tratados de libre comercio con Estados Unidos.
El CAFTA (TLC Centroamérica-USA) ya fue firmado por Estados Unidos y falta la ratificación del mismo por parte de algunos países de esa región. Los países Andinos están en las etapas finales de negociación, y a pesar de los desacuerdos aún existentes, creo que el TLC se va a firmar. Bajo qué condiciones, no lo sé, eso sólo lo conocen los miembros de los equipos negociadores (para mí, no ha existido una adecuada comunicación a los diferentes sectores económicos de Colombia).
Asumiendo que se firma el tratado, ¿está usted listo para afrontar el reto de abrir nuevos mercados?, ¿está listo para competir?. La pregunta va dirigida especialmente a las pequeñas y medianas empresas (PYMES-generadoras de más del 80% de los empleos en Latinoamérica-); pues las grandes empresas ya están exportando o cuentan con los recursos humanos y económicos para empezar a hacerlo con relativa facilidad.
Son muchos los cuestionamientos que debemos hacernos para responder a la pregunta central. Sin el ánimo de presentar una lista completa de preguntas, doy algunos ejemplos:
1- ¿Cuántos de sus empleados son bilingües?
2- ¿Tiene (o está en proceso de crear) una estrategia de comercio electrónico? ¿Sabe usted qué es comercio electrónico y conoce las necesidades tecnológicas y logísticas que implica desarrollar y mantener un sistema de comercio de este tipo?
3- ¿Cuándo fue la última vez que revisó sus procedimientos de operación? ¿Tiene usted procedimientos de operación y los ha comunicado a todo su personal?. Si usted es empleado, ¿tiene acceso a un manual de procedimientos actualizado?
4- ¿Cumple usted con los requisitos legales necesarios para exportar?, ¿está usted registrado como exportador?
5- ¿Ya se reunió con un agente de aduanas?, ¿con un transportista internacional de carga?
6- ¿Sabe cuánto le cuesta poner su producto en Estados Unidos?
7- ¿Ya tiene un plan estratégico de negocios y éste incluye vender en Estados Unidos?
8- ¿Tiene usted conexión de banda ancha a Internet?
9- ¿Conoce usted a su competencia?
Como podemos ver, son muchas las preguntas. Un análisis completo y detallado para responder si estamos listos o no para competir una vez arranque el TLC puede llevar meses. Incluso años.
El TLC nos traerá miles de millones de dólares en productos y servicios que no pagarán impuestos. ¿Cómo van a hacer los países “en vía de desarrollo” para competir con la eficiencia de los países desarrollados?.
Una cosa es cierta: con o sin TLC la competencia existe, la globalización no echará marcha atrás, a menos claro está que se cierren los mercados (afrontando naturalmente las consecuencias que traería una decisión de esa magnitud). ¿Seguiremos esperando y pidiendo la protección de “papá Estado”, o trabajamos para mejorar la calidad y oferta de nuestros productos y servicios?.Este es el momento para crear e innovar; para capacitar y educar; para buscar soluciones, abrir mercados y encontrar nuevas oportunidades de negocios. Una de dos, o gastamos energías en quejarnos, o las usamos en prepararnos para tener una lucha a brazo partido. En la guerra comercial no hay prisioneros: sólo el más fuerte sobrevive.
El CAFTA (TLC Centroamérica-USA) ya fue firmado por Estados Unidos y falta la ratificación del mismo por parte de algunos países de esa región. Los países Andinos están en las etapas finales de negociación, y a pesar de los desacuerdos aún existentes, creo que el TLC se va a firmar. Bajo qué condiciones, no lo sé, eso sólo lo conocen los miembros de los equipos negociadores (para mí, no ha existido una adecuada comunicación a los diferentes sectores económicos de Colombia).
Asumiendo que se firma el tratado, ¿está usted listo para afrontar el reto de abrir nuevos mercados?, ¿está listo para competir?. La pregunta va dirigida especialmente a las pequeñas y medianas empresas (PYMES-generadoras de más del 80% de los empleos en Latinoamérica-); pues las grandes empresas ya están exportando o cuentan con los recursos humanos y económicos para empezar a hacerlo con relativa facilidad.
Son muchos los cuestionamientos que debemos hacernos para responder a la pregunta central. Sin el ánimo de presentar una lista completa de preguntas, doy algunos ejemplos:
1- ¿Cuántos de sus empleados son bilingües?
2- ¿Tiene (o está en proceso de crear) una estrategia de comercio electrónico? ¿Sabe usted qué es comercio electrónico y conoce las necesidades tecnológicas y logísticas que implica desarrollar y mantener un sistema de comercio de este tipo?
3- ¿Cuándo fue la última vez que revisó sus procedimientos de operación? ¿Tiene usted procedimientos de operación y los ha comunicado a todo su personal?. Si usted es empleado, ¿tiene acceso a un manual de procedimientos actualizado?
4- ¿Cumple usted con los requisitos legales necesarios para exportar?, ¿está usted registrado como exportador?
5- ¿Ya se reunió con un agente de aduanas?, ¿con un transportista internacional de carga?
6- ¿Sabe cuánto le cuesta poner su producto en Estados Unidos?
7- ¿Ya tiene un plan estratégico de negocios y éste incluye vender en Estados Unidos?
8- ¿Tiene usted conexión de banda ancha a Internet?
9- ¿Conoce usted a su competencia?
Como podemos ver, son muchas las preguntas. Un análisis completo y detallado para responder si estamos listos o no para competir una vez arranque el TLC puede llevar meses. Incluso años.
El TLC nos traerá miles de millones de dólares en productos y servicios que no pagarán impuestos. ¿Cómo van a hacer los países “en vía de desarrollo” para competir con la eficiencia de los países desarrollados?.
Una cosa es cierta: con o sin TLC la competencia existe, la globalización no echará marcha atrás, a menos claro está que se cierren los mercados (afrontando naturalmente las consecuencias que traería una decisión de esa magnitud). ¿Seguiremos esperando y pidiendo la protección de “papá Estado”, o trabajamos para mejorar la calidad y oferta de nuestros productos y servicios?.Este es el momento para crear e innovar; para capacitar y educar; para buscar soluciones, abrir mercados y encontrar nuevas oportunidades de negocios. Una de dos, o gastamos energías en quejarnos, o las usamos en prepararnos para tener una lucha a brazo partido. En la guerra comercial no hay prisioneros: sólo el más fuerte sobrevive.